Un olor, Una vida.


El calor potencia los olores... más aún cuando son percibidos desde un cubículo de apenas dos metros cuadrados (léase el caso de un carrito por puesto). Cada usuario trae consigo su propio olor que, bien analizado, puede darme pistas de quién es, o de dónde viene, o el motivo por el que se dirige al lugar indicado, como por ejemplo:

Perfume dulzón: Primera cita.

Perfume potente: No se lleva bien con su marido. Busca una aventura.

Olor a cloro: Practica natación para tratar sus problemas de espalda.

(Chaqueta, corbata) y olor a sudor concentrado: banquero.

Olor a quita-esmalte: Trabaja en una peluquería.

Aliento a Whisky caro: Viene de una comida de empresa.

Aliento a Whisky barato: Su vida es una mierda.

Aliento fuerte a clorofila: Sufre de halitósis.

Olor a sexo: Polvo rápido e imprevisto (el sexo pausado merece una buena ducha).

Olor a gasolina: Se ha quedado tirado.

Olor a nada: Complejo de Agua y/o H2O.


De entre todos ellos, me quedo con el olor a champú o a espuma para peinar.

Y no soporto el olor a sudor (¿no son conscientes?) o ese olor a perfume penetrante, que se percibe a más de 5 metros de distancia (¿no se automarean?)

Y tú, ¿a qué hueles?

No hay comentarios: