Relativismo 4.2


Imagina que un buen día te sorprendes pensando que todo es relativo y de súbito comienzas a cuestionarte tus propias rutinas, tus costumbres, por qué haces lo que haces o si realmente encuentras placer en ello. Imagina que ese nuevo relativismo te lleva a mandarlo todo al carajo, traumas incluidos, y empiezas de cero en otra parte, más lejos de todo pero mucho más cerca de ti. Imagina que comienzas a conocerte, a aceptarte y a quererte tal y como eres. Imagina que ya no necesitas proyectarte en el amor de los demás porque ya eres capaz de producirlo por ti mismo. Qué miedo, ¿no?

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