hace muchos, muchos años
en una ciudad sin calles y sin sonrisas, vivía una señorita que se pintó de gris
y se vistió con la armadura más dura del mundo.
Todos pensaban que era la más fuerte, la más valiente, la que siempre hacía lo que quería.
Lo que no sabían era que,
detrás de esa montaña de hierro, el corazón se le deshacía a pedazos...
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