Algún día Te vi un punto y flotando ante mis ojos la imagen de tus ojos se quedó como la mancha oscura orlada en fuego que flota y ciega si se mira al sol.
M
No me hizo falta dejarlo escrito en ningún sitio. Y tampoco me pesa el no haberlo hecho, porque con o sin pruebas, todas mis palabras fueron ciertas. Una a una, cayeron sobre sí mismas por su propio peso. Se desplomaron, haciendo salpicar los peores augurios, mis mayores temores. Después, un sinfín de déjà vu(s) rompiendo en la orilla de un mar(tes) que nunca terminó de acabar...
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