Tú te crees que no se te nota. Yo te digo que tienes frío incluso bajo las sabanas.
¿A quién pretendes engañar? Se te revuelve el estómago cuando miras hacia atrás, en cambio a mí, las mariposas me suben por la garganta cuando quiero besarte... pero no me atrevo. Suspiro.
Es sencillo, deja que esta vez sea yo quien bordee la línea que separa la locura de la desvergüenza
o quien te sumerja en la locura desvergonzada.
Déjame probarte una vez más, que ya no me acuerdo a que sabe tu piel,
ni a que huele tu pelo...
Déjame contarte los lunares a oscuras.
Ya no recuerdo siquiera si tienes lunares
Cómeme a besos cuando estemos solos y cuando no, cómeme a risas.
Devórame la razón.
¡Devuélveme el sentido!
Y por último, guardemos el secreto de nuestra química.
No hay comentarios:
Publicar un comentario