Soberana






Hay días en los que la vida te parece una soberana mierda.
Ni más, ni menos.
Que hago ésto, ¿para qué?
Que hago lo otro, ¿pero por qué?
Y cuantos más motivos buscas, más te cuestionas todo. 
Y a la única conclusión que llegas es a esa: la vida es una mierda del tamaño de una catedral.
Entonces es cuando los placeres te parecen los más básicos: dormir, comer, que te de el sol y que te de la sombra. 
Y si acaso algo de sexo, o mucho, depende.
Por qué nacemos? Para qué? Un ciclo estúpido de vida y muerte que para que funcione sin que acabemos matándonos unos a otros tenemos que complicarlo más y más. 
Es que ni animales.
Ojalá fuéramos animales.
Mierda, mierda y más mierda.
Lucha de poderes, sin líder no sobrevivimos, venga democracia, vamos a seguir matándonos igualmente. Estudia para que no te engañen esos del poder, ahora trabaja para mantener a esos del poder, porque por mucho que sepas, al menos con un trabajo y un amor incondicional tu vida deja de ser un sinsentido vacío. 
Y claro, te conformas o sigues pataleando en busca de algo que te llene y no te acabe haciendo vomitar.
Total, una mierda.
Un privilegio que es privilegio porque otro no lo tiene. 
Qué absurdo. 
Todos estamos igual de solos.

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