Esta es mi manera de darles las gracias



Agradecido siempre, a veces hasta en deuda, con la generosidad de los que vienen por aquí y de un modo u otro me dan ese empujón a una cima que no podría subir solo.

La cima, la mía, no es protagonismo ni fama, sólo estar un poco mejor conmigo mismo. Y lo estoy si y mucha culpa la tienen ustedes.

No soy generoso, no lo soy, de hecho creo que jamás he tenido un gesto simpático a sus comentarios que aún siendo gratuitos me valen tanto.

Asi que hoy, lunes y en honor al blog, a agosto y a ti que sigues ahí a pesar de todo dejo un trocito de mi corazón para que lo devoren a su antojo.

Mi único modo posible de dar las gracias es escribiendo así que dejo dos poemas y una sonrisa.


Un minuto menos 

Porque mirarte es como dispararse a la izquierda del pecho
y ya no sé cuantas muertes me debes,
sin embargo
me conformaría con un solo minuto de tu vida.

Un minuto con sus sesenta segundos claro,
donde quepa un roce de lengua
y tu sonrisa de hada de oralB
y un baño con espuma en la orilla de tus ojos
y tus dedos tocando la guitarra
sobre tu flequillo ondulado.

Un minuto donde se me claven en la espalda
los minúsculos vellos de tus brazos
y tu aroma de reina del champú anticaspa
se mezcle con las tragedias de mi perfume.

Un minuto sin sexo,
sin amor siquiera,
sin mí por supuesto,
contigo por siempre.

Como dispararse a la izquierda del pecho es mirarte
sin mí,
contigo,
y sin embargo,

aún me sigue valiendo más un minuto de tu vida
que una vida de un minuto con cualquiera.


Querer

Quiero ser tu muerte y que me mates,
quiero ser tu vida y tu sofá,
tus ganas de gritar,
tu propia tumba
si huyes del desgarro de mis dientes.

Y quiero ser tu hijo,
tu pareja,
tu hijo si el incesto no es delito,
lesbiana en tu bañera
hombre en tu cama.

Y quiero ser el algo que te falta,
el aire que te sobra,
el casi, el todo,
el taxi en el que huyes,
las aceras,
tus medias que se bajan,
tu chortcitos negros.

Y quiero ser tu último segundo,
tu fracaso más dulce,
tu tragedia,
el luto en tu vestido de viuda,
la foto de tu boda
y el culpable
del niño que se cuelga de tu pecho.

Y quiero ser tan tuyo que hasta olvide
si alguna vez fui mío antes de ti.

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